
Desde que nací viví en un hotel, mi casa sólo la usaba para dormir. Mis papás me enseñaron que lo más importante era trabajar, lo demás vendría solo.
En ese hotel, había un salón de eventos sociales. Ahora ese salón, desapareció, los lugares también tienen fecha de caducidad.
Mi infancia fue eso, un enorme salón, vacío, lleno de tierra, con un rodeo y láminas de techo. Mientras mis padres peleaban por cómo organizar el hotel, yo patinaba por horas dentro de ese enorme salón, muchas personas le llamaron Cholalba y entre otros sobrenombres. Generalmente se organizaban bailes para cholos, era un negocio muy familiar, yo, mi mamá y mis tías a veces éramos las taquilleras, estábamos sentadas por horas viendo dentro para afuera lo que pasaba. Alcohol, drogas, prostitución.
Las noches pasaban muy rápido, a veces caía y dormía en un cuarto de hotel. Otras estaba detrás de los escenarios escuchando a mi artista favorito. Muchas veces me tocó preparar la comida para los artistas, e incluso conversar con ellos. Mi infancia fue eso, un salón, un hotel, adultos por todos lados. Y yo explorando todo lo que pasaba, me escondía, descubría secretos y a veces me ponía a escribir.
Mis fiestas siempre fueron ahí, una disco, con mucha comida y Dj. Después de un baile, los artistas fueron y tocaron a mis XV años, yo pensaba en nada. En ese tiempo sólo quería viajar y seguir corriendo, pero cada rato estaba inmersa en el enamoramiento.
En ese salón aprendí de la diversidad, por primera vez tuve interacción con cholos, trasvesti, fresas y de todas las clases sociales. Los observaba y para mí siempre eran iguales: humanos. A veces, me ponían a cobrar en la entrada del baño, los transexuales entraban a los baños de mujeres, era hermoso ver su cara de aceptación porque yo nunca dije nada.
Amaba la vestimenta de las cholas, imaginaba de vez en cuando todo el proceso para llegar a ese outfit.
Mi infancia fue eso, un salón de eventos masivos. Ahora, evolucionó como todo.
Real ❤️
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