Bacalar mágico


2 de enero de 2021

Bacalar-Tulum-Playa del Carmen

Si me preguntaran qué quisiera hacer de mi vida, diría, tal vez: Vivir en Bacalar. Después de viajar todo el día, explorar diversos lugares, tipos de comida y conversar con muchas personas. En las que mi compañero decía que yo era su novia; pues ya saben, uno debe de seguir esos protocolos para no dar tantas explicaciones. Mientras él estaba conversando con un francés sobre su novia que conocía Francia, sabía y estudiaba francés, regresé para continuar el viaje. En el camino le dije que por qué decía tantas mentiras todo el tiempo, y él dijo que era su vida. Su vida llena de ilusiones hahaha.

Hasta el día de hoy, estamos impactados con ese lugar tan mágico, donde la luna se refleja con el agua, dónde estás solo pero al mismo tiempo acompañado del universo. Bebimos una botella completa de mezcal, hablamos sobre la vida, sobre el ser y la nada. No había tópico más importante, es más en ese lugar no era necesario hablar, sólo contemplar, sentir y vivir el momento. Donde las energías, astros se entrelazaban entre nuestros cuerpos.

Hicimos la maleta, fuimos al pueblo. Me urgía mi café calientito, encontré un lugar súper chill, bebí mi café; mientras él analizaba las obras de arte del lugar y me preguntaba el vocabulario en español de cada cosa. Dimos un recorrido, esperamos la fila para sacar dinero del cajero, nos tomamos la típica foto en las letras. Después, buscamos su birria de borrego porque eso siempre come, en su cultura no es común que las personas consuman carne; pero él ya creó su propia cultura y está en otro país.

Hicimos una parada en Tulum teníamos planeado hacer miles de cosas; pero había demasiadas personas por todos lados, no había tiempo, ni espacio. Entonces, decidimos pasar un rato en la playa de Tulum, sentir cómo el aire topaba con nuestras caras, tomar fotografías de todo. Huímos.

Llegamos a Playa del Carmen, nuestro airbnb estaba cruzando una calle directo a la playa, es súper lindo, tiene una tina y un espacio donde puedes hacer una súper peda nice o bien, leer tooda la tarde en una cómoda hamaca. Fuimos a caminar por tres horas, él se metía al mar, a mí no me gusta entrar, últimamente temo un poco a lo desconocido.

Regresamos a bañarnos y arreglarnos, queríamos noche de antro (realmente, él quería, yo no soy muy de esos lugares, nací con una alma más bohemia, más de cantinas.) Pero, primero queríamos cenar, uno de mis platillos favoritos del mar es la langosta, yo desde el primer día que pisamos Quintana Roo quería comer. Busqué recomendaciones y llegamos a un restaurante lujoso en la Quinta Avenida, elegimos una langosta viva, la mataron y después nos la comimos. Escribo esto, y al mismo tiempo mis papilas gustativas se encienden, estoy babeando.

Días antes de viajar tuve un accidente debido a mi tobillo de cristal, tuvimos que buscar unos zapatos para poder caminar…

Regresamos al AIRBNB a disfrutar de la tina, para descansar.


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